Nuestra Procesión de Regla recorre en la noche del Domingo de Ramos las calles del centro de Valladolid. Sale de su sede canónica, situada en la Iglesia de San Martín y San Benito el Viejo, a las 19:00 horas de la tarde, y discurre por las calles de San Martín, Angustias, Leopoldo Cano, Rúa Oscura, Platerías, Plaza del Ochavo, Lonja, Quiñones, Duque de la Victoria, Regalado y Cascajares hasta llegar a la Catedral, donde se realiza el Acto de Renovación de las Promesas del Bautismo.
El regreso a la sede transcurre por Arribas, Plaza de Portugalete, Arzobispo Gandásegui, Echegaray, Angustias y San Martín.
La talla del Cristo de Medinaceli, llevada por sus treinta y cinco costaleros, es acompañada en su procesión por las calles de Valladolid por nuestros cofrades, tanto niños como adultos, que visten hábito y capa blanca. Los adultos cubren su cabeza con capirote negro, y todos los cofrades portan hachones apoyados sobre la cadera a la altura del cíngulo.
Abren la procesión Cruz de Guía y faroles, a los que siguen las representaciones de nuestras Cofradías hermanas. Tras el estandarte y los niños desfilan los Guiones y resto de cofrades, cerrados por el Libro de Regla. Las Damas de Devoción caminan delante del paso del Cristo, al que siguen las Autoridades, Civiles y Militares, y, tras ellas, nos acompaña la Banda de Cornetas y Tambores Pureza de Valladolid.
La salida del Cristo de Medinaceli y su regreso a nuestra sede canónica son, sin duda, los momentos de mayor emoción de la procesión, debido a las estrechas dimensiones del portón de la Iglesia de San Martín. Ello obliga a abrir un antiguo postigo en el marco, del que hacía uso el paso de La Quinta Angustia, y que el paso deba ser portado "a fondo".
¡Oh, Jesús, aquí cautivo,
que llevo en mi corazón,
contigo llevo mis penas,
contigo llevo el perdón!
Cargo también alegrías,
gracias a tu Redención.
Ayúdame cada día
a portar con ilusión
la bandera de tu Reino
en esta Hermandad de Pasión,
pues el yugo es llevadero
si la fuerza es el AMOR,
y la carga más ligera
si está en tus manos, Señor.